Esta foto extraída un blog de inversiones en minas, refleja perfectamente en manos de quién están estas empresas y su forma de pensar y actuar.
Para ellos, nosotros, los habitantes de las zonas en la que hay yacimientos, somos un mero punto en un mapa, un reto que superar y una oportunidad para hacerse ricos: todo se reduce a una apuesta.
Pese a sus discursos grandilocuentes y haciendo uso de su habitual hipocresía, las empresas mineras por un lado lanzan un discurso paternalista en el que sus proyectos tienen como objetivo ayudar la comunidad local a desarrollarse y a mejorar sus niveles de vida, como si estuviéramos subdesarrollados o como si el único desarrollo posible fuera su modelo ya obsoleto.
Pero por otro lado, en privado, cuando son ellos mismos de verdad, demuestran que su único objetivo es hacerse ricos sin importar lo que dejan atrás ni los impactos en esas comunidades a las que dicen querer ayudar.
La foto en cuestión es un billete de 100€ pegado en una hoja de papel en la que un especulador bursátil y el propietario de Black Dragon Gold, entre cervezas, se apuestan esos 100€ a veri si será capaz o no de conseguir los permisos de explotación del proyecto aurífero de Salave (Asturias, España).
Puede ser una anécdota, pero refleja muy bien la catadura moral de esta gente y su discurso hipócrita.
Que sean valientes y digan la verdad, lo que demuestran día a día con los hechos a lo largo del planeta: vienen a hacerse aún más ricos y todo lo demás no les importa, ni los habitantes de la comarca, ni el medioambiente. Harán su mina, sacarán todo lo que puedan, maximizarán su beneficio a costa de lo que sea y gracias a sus entramados financieros y finalmente se irán tan rápido como puedan para no tener que hacer frente a restauraciones o responsabilidades futuras.
